Los factores de riesgo cardiovasculares y arterioscleróticos comprometen la calidad de vida de los pacientes a distintos niveles, entre ellos a nivel ocular, pudiendo sus complicaciones suponer una pérdida en la calidad de vida y autonomía del paciente.
Si bien el control exhaustivo de todos estos previene la aparición de fenómenos indeseables, se aconsejan revisiones periódicas de fondo de ojo que nos permitan detectar signos de alarma patológicos.
Enfermedades Obstructivas
Enfermedad Hipertensiva
Síndrome Isquémico Ocular
Retinipatía en la enfermedad de células falciformes
Macroaneurisma arterial retiniano
Retinopatía en las discrasias sanguíneas
El factor de riesgo más importante y relacionado con los fenómenos obstructivos retinianos (trombosis-embolias venosas y arteriales) es la arteriolosclerosis, cuya incidencia aumenta con la edad y se acelera por enfermedades generales como hipertensión arterial y diabetes mellitus.
Otros factores de riesgo incluyen hipertensión ocular, colesterol elevado, obesidad, tabaquismo y vida sedentaria.
Las obstrucciones venosas retinianas son consecuencia en la mayoría de las situaciones de la compresión que ejercen las arterias sobre las venas en las zonas de cruce entre ellas, precipitándose a consecuencia del aumento de la rigidez arterial resultado de los factores de riesgo descritos.
Estas trombosis pueden afectar a la vena central de la retina o bien a alguna de sus ramas dentro del ojo. Según el caso, el pronóstico visual es muy variable.
Podemos sospechar una trombosis venosa retiniana en un paciente con factores de riesgo cardiovascular que presenta disminución no dolorosa de agudeza visual, visión borrosa, visión distorsionada o defectos en el campo de visión.
El pronóstico es razonablemente bueno, existiendo la posibilidad de complicaciones que comprometen la visión, tales como edema macular crónico o neovascularización, la cual puede llevar a hemorragia vítrea (intrarretiniana) o glaucoma neovascular(hipertensión ocular provocada por vasos de nueva formación).
En la actualidad, los tratamientos disponibles en estos casos son la inyección de un dispositivo de liberación intraocular de corticoide (Ozurdex®)y/o la fotocoagulación con láser.
Las obstrucciones arteriales retinianas pueden presentarse como trombosis ( relacionadas sobre todo con la arteriosclerosis) o como embolias (procedentes de las arterias del cuello o del corazón y que alcanzan las arterias retinianas).
Al igual que ocurre en el caso de las obstrucciones venosas, podemos encontrar una obstrucción de una rama arterial dentro del ojo o bien una obstrucción completa de la arteria central de la retina. La agudeza visual puede verse afectada desde un pequeño defecto de campo de visión hasta una pérdida de visión aguda y profunda, no dolorosa, dependiendo de la extensión de la obstrucción.
El tratamiento de la obstrucción arterial retiniana precisa ser urgente con el objetivo de movilizar el émbolo causante y reducir la presión intraocular.
El efecto de la hipertensión arterial se manifiesta en la retina como un estrechamiento de sus arteriolas asociada al aumento de su rigidez (esclerosis).
En los grados más iniciales puede no verse comprometida la visión, si bien estos casos pueden desembocar en hemorragias retinianas y edema retiniano que comprometen la agudeza visual y calidad de vida del paciente.
Resultado de la hipoperfusión ocular crónica (falta de riego en el ojo) por estenosis de la arteria carótida (localizada en el cuello) y otros factores de riesgo como hipertensión arterial, diabetes, cardiopatía isquémica o enfermedad cerebrovascular.
Los pacientes pueden haber sufrido previamente episodios de ceguera transitoria. Cuando se presenta un síndrome isquémico ocular, el paciente lo manifiesta como una pérdida gradual de visión o bien una pérdida visual brusca.
El tratamiento se basa tanto en colirios como en láser o cirugía, dependiendo del estadío de la enfermedad y su evolución.
La existencia de una hemoglobina anormal en la sangre puede hacer que los hematíes adopten una forma anómala en determinadas condiciones, pudiendo desencadenar fenómenos de obstrucción vascular y, por tanto, isquemia. Como consecuencia de ello, en los estadíos más avanzados de la retinopatía proliferativa pueden producirse hemorragias dentro del ojo (hemovítreo) o incluso desprendimientos de retina por tracción fibrovascular.
La forma no proliferativa puede mostrar lesiones no sintomáticas o fenómenos oclusivos arteriales o venosos cuando se hacen sintomáticas.
El tratamiento puede abarcar desde el control evolutivo hasta la cirugía intraocular, pasando por la fotocoagulación con láser.
Son dilataciones localizadas de las arteriolas retinianas y que pueden provocar una pérdida insidiosa de la visión central o bien una pérdida visual súbita por hemorragia tras su rotura. Son más frecuentes en pacientes con hipertensión arterial.
El tratamiento puede basarse en el control evolutivo, fotocoagulación láser argón o láser YAG.
La anemia, las leucemias o estados de hiperviscosidad repercuten en la vascularización retiniana pudiendo manifestarse como hemorragias subconjuntivales o intraoculares, neuropatía óptica, engrosamiento del iris o afectación orbitaria.