La lágrima es una fina película líquida que cubre toda la superficie anterior del ojo, la conjuntiva y la córnea, distribuida y extendida mediante la apertura y cierre de los párpados. Sus funciones son humedecer el ojo, proporcionar una superficie óptica adecuada al producir una superficie anterior lisa, así como protegerlo de agentes externos.
La lágrima se compone de tres capas bien diferenciadas que son:
Capa mas externa: se llama capa lipidica u oleosa, y la produce la secreción sebácea de las glándulas de Meibomio que están situadas en el espesor de los parpados. Su función es evitar la evaporación excesiva de la lágrima; se estima que su ausencia o disminución provocaría que la lágrima se pudiera evaporar de 10 a 20 veces más rápido.
Capa intermedia: constituye la capa acuosa y la produce las glándulas lagrimales. Incluye en su composición un 98% de agua, proporcionando hidratación, nutrientes y oxigeno a la cornea a la vez que actúa como barrera anti-infecciosa. Es la capa más gruesa con diferencia.
Capa interna: es la capa mucosa o mucina, producida por unas células que hay en la conjuntiva. Permite mantener lisa la superficie del ojo facilitando el contacto y anclaje de la capa acuosa.
Actualmente la padece un 30% de la población y se prevé que para el año 2025 hasta un 50%. Esta cifra es ciertamente superior en edades avanzadas, sobre todo en las mujeres, y se estima que la presentan el 80% de las mayores de 60 años. El uso cada vez más extendido de pantallas u otros aparatos electrónicos de lectura es causa de que la prevalencia sea cada vez mayor, incluso en personas jóvenes.