¿Qué es el desprendimiento de retina?
Es una separación anormal entre dos de las capas que constituyen la retina: el epitelio pigmentario (capa externa de la retina) y la retina sensorial (capa interna), entre las que interpone líquido.

Es una separación anormal entre dos de las capas que constituyen la retina: el epitelio pigmentario (capa externa de la retina) y la retina sensorial (capa interna), entre las que interpone líquido.
Habitualmente, la causa es la formación de una rotura en la retina (desgarro) secundario a un proceso de tracción del vítreo sobre la misma, y a través del cual va pasando líquido subretiniano que la despega de la capa que la nutre.
Existen otras causas de desprendimiento de retina, no asociadas a desgarros, que son menos frecuentes, como inflamaciones intraoculares, retinopatía diabética proliferativa o los traumatismos. Si no se trata, el desprendimiento de retina lleva a la pérdida funcional total del ojo (ceguera).
Provoca la pérdida de visión periférica opuesta a la situación en el ojo del desprendimiento, describiéndolo el paciente como si tuviera una cortina negra en ese sector. Si no se trata, el desprendimiento de retina, en principio localizado alrededor del desgarro, tiende a progresar hacia la retina posterior, pudiendo llegar a afectar al centro de la misma, lo que conocemos como macula, provocando entonces disminución de la visión central, y si la evolución continua, y llega a ser total, puede provocar la pérdida funcional del ojo, la ceguera del mismo.
Los síntomas asociados al desprendimiento de retina suelen ser visión de las llamadas “moscas volantes”, visión de “destellos de luz intensos, como fogonazos de luz blanca” ante los cuales es importante evaluar y explorar la retina, porque en ocasiones, no siempre, se pueden diagnosticar lesiones predisponentes o incluso un desgarro en la retina sin que aun se haya producido el desprendimiento.
Generalmente los síntomas que refiere el paciente ya suponen un diagnostico de sospecha. La exploración del fondo del ojo previa dilatación de la pupila permitirán confirmarlo, añadiendo la localización del mismo, su extensión, situación del desgarro, extensión o no al centro de la retina y si existe o no tracción del gel del interior del ojo, llamado vítreo.
En ocasiones en los que la visualización del fondo del ojo sea muy defectuosa por la presencia de una catarata avanzada o por hemorragia asociada al desprendimiento, la realización de una ecografía ocular puede ser necesaria para su diagnóstico.
El tiempo que haya transcurrido desde que se produce el desprendimiento de retina y su tratamiento condicionan el pronóstico en cuanto a la recuperación visual del paciente, siendo peor a mayor tiempo. La extensión al centro de la retina, la macula, también ensombrece el pronóstico.
En aquellos casos en los que existen lesiones predisponentes o un desgarro sin desprendimiento de retina, se debe realizar un tratamiento preventivo, cuanto antes, consistente en realizar una barrera, como un cortafuegos alrededor de esas lesiones, mediante la utilización de un laser ocular, intentando así evitar que se produzca el desprendimiento.
Existen varias técnicas de tratamiento del desprendimiento de retina, en función de las características de la misma, que pueden ser muy variadas de unos pacientes a otros; de cualquier forma, el tratamiento es exclusivamente quirúrgico y preferente.
Para simplificar, existen dos tipos de procedimientos. Uno consiste en tratamiento extraescleral, sin necesidad de penetrar dentro del ojo, implantando una banda de silicona alrededor del globo ocular (como un cinturón, llamado cerclaje) para reducir las tracciones internas, sumando a esto tratamiento con frío para sellado de los desgarros. Se añaden maniobras de drenaje del líquido subretiniano y reposición del volumen intraocular generalmente con gas en cámara vítrea.
La otra opción terapéutica supone realizar una técnica quirurgica llamada vitrectomía , que consiste en penetrar en el interior del ojo para eliminar gran parte del gel vítreo que rellena el globo ocular y desde dentro reaplicar la retina, tratar con láser los desgarros y taponar con gas o aceite de silicona el interior de la cámara donde está el gel vítreo. Esta técnica puede asociarse a la colocación de un cerclaje, siempre en función del tipo de desprendimiento de retina y sus características.
Esta cirugía puede realizarse bajo anestesia loco-regional (sólo se anestesia el globo ocular y región periocular) asociada a sedación, o bien bajo anestesia general. La duración aproximada de la cirugía de desprendimiento de retina es de dos horas, si bien ese tiempo es muy variable, dependiendo del tipo de desprendimiento, del tiempo de evolución del mismo y de la técnica que se real
El postoperatorio en estos casos requiere de un tratamiento postural, el cual dependerá sobre todo de la localización de las roturas retinianas y de la respuesta retiniana durante la cirugía. Puede requerirse posición sentado, o sobre un lado u otro o incluso cabeza hacia abajo (mirando al suelo) los primeros días-semanas, para un mejor efecto del taponador que se haya dejado rellenando el ojo.
La recuperación visual se produce progresivamente incluso hasta un año después de la cirugía, dependiendo del caso.